martes, 25 de junio de 2019

¡A PINTAR GARABATOS!


1 EJERCICIOS CON GARABATOS


Es importante que los artistas muy pequeños experimenten sus primeros garabatos sobre un soporte individual: un papel solo para ellos en el que nadie más deberá intervenir.


- Prepara una superficie horizontal con un grande folio de papel de embalar marrón.
  • Pon música alegre y deja que el sonido contagie el ambiente de ritmo y movimient.
  • Antonio Vivaldi es un buen comienzo: Concerto n.º 1 en mi mayor, Op. 8, RV 269, «La primavera»
Recuerda que la música es tiempo y la pintura es espacio, unir ambas cosas en un momento eterno y en un espacio figurado es una experiencia sublime.
  • Luego ofrece al artista un folio blanco más pequeño que el que has colocado como base y ofrécele un boli.
  • Los lápices se consumen y la punta se puede quebrar fácilmente. Los rotuladores tampoco son indicados, a pesar de sus colores atractivos y de la suavidad del trazo, es fácil que los artistas acaben rallando el papel sin que se atisbe una sola raya y preguntándose adónde ha ido a parar la punta después de la primera embestida.

Los bebés no controlan la furia de su entusiasmo y debemos animarles a experimentar su fuerza creadora eliminando los impedimentos más banales.

Por eso, la solución más acertada es optar por un simple bolígrafo.


  • Ayúdale a empuñarlo; la posición correcta es apoyar el bolígrafo sobre el lateral del dedo corazón y sostenerlo delicadamente entre el pulgar y e índice de la mano predilecta del artista.
  • Permite que sus garabatos desborden el papel blanco sin hacer ningún tipo de comentario al respecto, para eso hemos preparado la superficie con el papel más grande, para que no haya límites y para que salirse del soporte no acarree ninguna consecuencia que pueda provocar el cese del disfrute.

Celebra su momento y jamás le pongas nombre a sus formas.
El artista no quiere ser un Leonardo da Vinci, ni tampoco pretende impresionarte con su obra.
Tú no cuentas, es su momento, solo suyo y lo único que necesita para vivirlo intensamente, es que lo acompañen desde la alegría.







VARIANTE

El juego del garabateo puede ser una buena excusa para divertirnos junto a nuestros pequeños.
Coge un folio, un boli y ponte a trabajar al lado de tu artista.
De vez en cuando garabatea en el aire, las formas pintadas en el aire pueden viajar muy lejos si las ayudas con un buen soplido. Mueve tus manos al son de la música, conviértete en un enorme garabato lleno de energía creadora. Si tu artista te mira, clava tu mirada en sus pupilas y sonríe, porque en ese preciso instante habrás tenido el privilegio de dibujar un recuerdo en su memoria que ni el vendaval más animado podría borrar jamás.
Salid del folio blanco con vuestros garabatos, salid del espacio del papel con vuestros gestos y disfrutad de un tiempo infinito garabateando juntos en el aire como si quisieseis dirigir una orquesta imaginaria. Sobre el folio quedará fijado un revoltijo de tinta, y en el aire todas las edades quedarán enmarañadas en un alegre bailoteo de libertad.

Por si nadie te lo había dicho nunca:

¡Tú también eres un garabato!









lunes, 17 de junio de 2019

CUÉNTAME HISTORIA CON ARTE



En estas páginas pretendo tomar de artistas de todos los tiempos los aspectos que interesen para estimular la mente creativa en relación a la actividad pictórica que nos ocupe en cada momento.
Los datos biográficos o analíticos de cada artista los podréis consultar directamente de una forma cómoda, rápida y sencilla en el gadget de Wikipedia que se encuentra en la columna de la derecha.



1 LOS GARABATOS DE MIRÓ

Joan Miró i Ferrà (1893- 1983)

Para empezar a contar historia con arte se me ocurre que nadie mejor que Miró pueda entender lo que quiere decir disfrutar de un garabato.





Miró siempre quiso pintar a pesar de la oposición de su familia. A los diecinueve años enfermó gravemente y los meses de postración sirvieron para definir su futuro. Cuando emergió de las aguas turbias de la fiebre, decidió con firmeza dedicar su vida a la pintura y dejar de intentar ser lo que los demás pretendían de él.

Me gusta pensar que dentro de sus cuadros fue metiendo todo un universo de juegos y juguetes, porque en su agonía solitaria durante los años de incomprensión, los había ido relegando en un rincón apartado de su alma, pero seguían allí, esperando en silencio el despertar de su salvador y él, los supo encontrar. 





También me gusta imaginar a Miró entre botes y pinceles, con una gran sonrisa, mientras desempolva uno a uno los motivos de alegría que le habían sido negados durante su infancia. Es así como nos encontramos adivinando animales entre marañas de líneas o personajes disimulados tras colores estridentes desde donde lanzan guiños traviesos a quienes se atreven mirar más allá de las manchas.













Miró hacía garabatos y les ponía nombres para que iniciasen una nueva existencia.
Nuestros pequeños artistas hacen garabatos sin necesidad de nombrar nada, porque si les permitimos explorar sus enredos de líneas, nunca tendrán que emplear su tiempo en desenterrar alegrías.











Enlaces relacionados: SOYUN GARABATO



viernes, 14 de junio de 2019

1 SOY UN GARABATO


SOY UN GARABATO


Un niño o una niña que disfruta de sus dibujos está en un proceso en el que se siente libre de experimentar su existencia.






Los primeros garabatos son tan importantes como los primeros pasos. A partir de esos gestos, los bebés van construyendo una sólida estructura sobre la que apoyar su autoestima.

Si hay en tu vida un pequeño artista, dale un boli, un gran folio de papel y ayúdale a empuñar el instrumento lo mejor posible.
Mira su carita, sus ojos concentrados en aquello que está sucediendo mientras agita su mano, su brazo y hasta su cuerpo entero. Sus movimientos quedan fijados en un revoltijo de enredos y rayas que desafían lo efímero del gesto.
Si se para, no surgen nuevos garabatos, sin embargo puede observar por un tiempo infinito su obra anclada en el folio.

Para un bebé el infinito habita en un suspiro.

Igual, después de un breve momento, se da la vuelta y busca nuevos estímulos para experimentar el mundo, pero si le damos la posibilidad, siempre buscará de nuevo el boli para seguir experimentando su rastro vital.
Puede pasar que dramatice su obra arañando el papel con furia, desgarrando los enredos de líneas hasta convertir su ímpetu en jirones de papel. Puede pasar que su trazo sea sutil como una caricia, que sea una sucesión de trazos parecidos a un tartamudeo o una línea constante que no quisiera acabar jamás su danza de entresijos.
Pueden pasar muchas cosas durante este ejercicio de vida, pero hay algo que supone una constante en este juego del arte: el artista experimenta su transcendencia, entiende que su Ser puede dejar una huella en el mundo, afirma su existencia.

El primer garabato es un momento tan importante de la infancia que, quienes tenemos la suerte de presenciarlo, deberíamos registrarlo en nuestras memorias de adultos como algo solemne que poder contar a nuestros pequeños en el futuro.

Porque si el primer paso de este ademán, en apariencia inocuo, es entender que tenemos un impacto en la tierra, el paso siguiente consiste en ejercitar la intención en un juego de aciertos y errores llamado vida.

A partir de nuestro primer garabato comenzamos a decidir si nuestro paso por el mundo dejará una huella de arañazos o un surco de caricias.



Si deseas completar esta experiencia con un poco de historia contada con arte ve al siguiente enlace:   1LOS GARABATOS DE MIRÓ