2 ¡NO QUEREMOS COLOREAR, SOMOS CREADORES!
Pido disculpas a todas las personas que han regalado a mis hijas cuadernos para colorear, se lo he agradecido con
educación y, poco después, han desaparecido misteriosamente de
casa...
Entre las páginas del libro “Cuéntame Cómo Pintar” podrás encontrar las motivaciones relacionadas al
desarrollo cognitivo para eliminar el "colorear" de la vida de tus artistas.
Mientras tanto, en mi entorno la batalla continua,
porque no, no es una buena idea pedir a los más pequeños que
rellenen formas sin sentido que enseguida aprenden a relacionar con
elementos de la naturaleza.
Estereotipar el mundo es un arma maravillosa para
criar a seres sin espíritu crítico y convertirlos, de esta manera
en espectadores pasivos de la vida que se les ofrece.
Durante la infancia el principal trabajo de los seres
humanos es el de descubrir el mundo, ese que percibimos solo nosotros
mismos a través de la experiencia personal.
Antes de que la luz llegue a nosotros para mostrarnos
las formas de lo que vemos, debemos darnos la oportunidad de
experimentar sensaciones agudizando nuestros sentidos para aclarar
las tinieblas de lo que aún no comprendemos.
La exploración sensorial es el motor principal del
desarrollo en las primeras etapas de los seres humanos. El mundo está
repleto de olores, sabores, texturas, sonidos, colores, contrastes
entre luces y sombras...
¿En serio quieres obligar a tu pequeño
artista a creer que un árbol es verde, una nube es blanca y que el
sol es amarillo?
Por no hablar de los álbumes destinados a colorear
personajes de películas o dibujos animados, nada mejor para criar
seres ligados a la moda del momento, que cambia lo suficientemente
rápido como para tenerlos ocupados constantemente si no quieren
quedarse atrás...
Y ahora pasemos a los famosos álbumes de mandala que
están tan en auge. ¿En serio piensas que hacer un mandala es pasar
horas coloreando dibujitos ordenados en círculos? El mundo del
Mandala se merece un poco más de consideración.
Nada que objetar a los adultos que deciden adherir a
estos álbumes autodenominados “arte terapia”, cada uno es libre
de emplear su tiempo como mejor le plazca, pero de ahí a proponerlo
a niños pequeños hay un abismo.
Más adelante explicaré la manera de proponer el
mundo de los Mandala a los más pequeños, por ahora reitero que
pedirles que coloreen este tipo de dibujos es contraproducente y todo
lo contrario de terapéutico.
Me entristece en gran medida ese intento de meter a
la infancia dentro de la raya, por ello pido de corazón que elimines
los contornos del mundo de tus pequeños artistas y les permitas
irradiar su luz hasta que cada uno encuentre las formas de su propio
universo.
Y si alguien te regala, con toda la buena intención
del mundo, un álbum para “colorear” y no quieres que se sienta
mal (que tampoco es eso...) permite que tus artistas lo inspeccionen,
dales unos cuantos colores y permite que jueguen con él un rato.
Alaba sus garabatos y, sobre todo, celebra con alegría que se salgan
de esas rayas sin sentido.
Si alguien intenta reconducir el “desvío”
de tus artistas, saca un té y unas galletitas para distraer la
atención y explica con mucho cariño que prefieres que el niño/a se
salga de la raya porque es más divertido. Con un poco de suerte tu artista se irá hacia las
galletas olvidando el álbum y con la excusa de se vaya a manchar lo
pones a buen recaudo y listo.
¡Puff! Mañana ya no se encontrará por ninguna
parte.
Las niñas y los niños que se asoman a la vida no
vienen a colorear nuestro mundo sino a crear mundos nuevos.
¡Dales su
oportunidad!